Negrito

Febrero 2010

Negrito era un gato que vivía en la calle, cerca de un grupo de casas a dónde iba siempre a comer. Después de estar unos diez días desaparecido, una mañana regresó con una pata rota, casi colgando y una herida muy infectada.

Uno de los vecinos avisó a la Protectora y una de las voluntarias lo llevó al veterinario esa misma tarde. Se confirmó la mala noticia: tenía la tibia rota y una infección muy grave por culpa de llevar la herida abierta durante muchos días. Al parecer se había quedado enganchado en un cepo o en algún lugar y estuvo luchando durante días hasta que pudo liberarse, rompiéndose la pata él mismo.

Estaba muy delgado, deshidratado y lleno de arañazos y heridas. Tras una primera cura y unas radiografías se empezó con un tratamiento de antibióticos y se le operó dos días después. Una operación complicada en la que se le puso una fijación externa con tres agujas para intentar soldar el hueso.

Negrito estuvo en una casa de acogida durante dos meses con los hierros y con un tratamiento muy fuerte a base de antibióticos y analgésicos y otro tratamiento tópico en la herida para que la carne fuera cicatrizando y cerrando. Después de esos dos meses y de varios tratamientos diferentes, se decidió amputar la pata ya que el hueso no soldaba y la infección no remitía.

Tras la amputación, Negrito se recuperó rápidamente en su casa de acogida. Ha ganado mucho peso y hoy en día es un gato feliz, muy dócil y cariñoso, que vive en Alemania con su nueva familia.

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