Lore

Marzo 2008

Unas adolescentes acudieron a la Policlínica Veterinaria de Castellón con esta perrita. La habían recogido de la calle hacía unos días creyéndola abandonada, pero en un descuido se les había escapado y un coche la había atropellado. La veterinaria a la que acudieron de urgencias le pasó el lector del microchip y lo tenía puesto, pero fue imposible localizar al dueño, por lo que las adolescentes se ofrecieron a quedársela hasta que el propietario apareciese.

Como estaba malherida y no podía andar, le hicieron radiografías y vieron que tenía la cadera rota por múltiples puntos. Le pincharon medicación para el dolor y quedaron en que la llevarían al día siguiente para volverla a pinchar.

Al día siguiente las adolescentes volvieron pero le dijeron a la veterinaria que no tenían dinero para continuar con el tratamiento, ni mucho menos para operarla.

La veterinaria se puso en contacto con ASPAC y una de sus voluntarias acudió a la clínica. Puesto que ni la policía ni la veterinaria conseguían contactar con el propietario de la perrita y las chicas no disponían de recursos económicos para ayudarla, ASPAC decidió hacerse cargo del animal, pasando asía una casa de acogida.

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